Un aire de melancolía recorrió el taller de CABALLERIA esta temporada.

La experiencia que entraña la pérdida de un amor se apapacha con texturas cargadas de nostalgia como el terciopelo, los lunares, las felpas y el tweed, cuya femineidad es nivelada por la franja blanca típica de la marca, de clara referencia deportiva.

Las chaquetas de terciopelo se cortan en direcciones contrarias, resultando en golpes de luz que potencializan la textura de la tela, armoniosamente emparejada con acentos de gabardina verde. Con el mismo textil se arman conjuntos de playeras condecoradas para un total look que exuda un romanticismo sport. Este mismo concepto da forma a sudaderas con un estampado de referencia helénica donde la mirada ausente evoca una nostalgia por el recuerdo.

La mezclilla, de factura poblana y cada vez más presente en nuestro catálogo, hace las paces con el departamento creativo para vibrar en camisas enjoyadas y chaquetas con solapas tipo smoking que se aprecian también en batas de felpa minuciosamente
cortadas al sesgo.

El traje sin estructura, introducido la temporada pasada, toma fuerza encapsulando la paciencia y el esmero que conlleva la curación emocional a través de una procesión de 15 botones cosidos a mano por pantalón.
Camisas safari a cuadros, una lana salpicada y bottoms en línea de gis cierran la baraja de texturas, mientras que la paleta de color se mantiene congelada en negros, grises, azules y blancos.

Es de resaltar la ausencia de forros en piezas clave. Esto para demostrar tanto el precisionismo de nuestro equipo, así como para generar una analogía con el proceso de sanación, pues cuando el corazón está roto de dolor es necesario voltear al interior del alma para encontrar la belleza en uno mismo